En la actualidad, existen mitos y creencias erróneas en relación a la forma como una persona mayor vive su sexualidad. Muchas veces se ridiculiza la sexualidad en la adultez mayor o se asocia el envejecimiento a una disminución del interés sexual.
Sin embargo, es importante comprender que la sexualidad forma parte de la existencia humana a todas las edades. Ante la ausencia de deterioro físico o mental, la mayoría de las personas mayores están en condiciones y son capaces de disfrutar de su sexualidad. En el adulto mayor surge un nuevo lenguaje sexual donde lo relevante es el amor, el afecto, la relación interpersonal, mucho más que el significado sexual-genital, es decir, se presentan nuevas formas de desarrollar la sexualidad.
Según Susana González, médico geriatra y psicogerontóloga de la Pontificia Universidad Católica, debemos “desmarcarnos un poco de este estereotipo de asociar sexualidad con la juventud, con el vigor, con el cuerpo terso, que es el imaginario social en el que estamos inmersos, y pensar que la sexualidad es más que sólo la vida genital”. En ese sentido, cuando nos referimos a la sexualidad “estamos hablando de una forma de pararse en el mundo; todos somos seres sexuados, somos mujeres o somos hombres, y tenemos una cierta manera de vivir nuestra sexualidad… es una manera de comunicarnos”.
De esta forma, en la adultez mayor, la sexualidad ya no está asociada al atractivo del cuerpo, sino que se fundamenta en una atracción que va más allá de lo físico, por lo que los adultos mayores, así como las personas a cualquier edad, ejercen su sexualidad como una forma de comunicación. “La sexualidad es una vivencia, una manera de sentir, es la forma como nos comunicamos con el otro sexo, y se transmite a través de una mirada, una caricia, un abrazo”, vale decir, tiene que ver con la manera como cada persona se vincula con otra, con la complicidad, la amistad y compañerismo que se forma con la pareja.
Cambios físicos y sexualidad en la tercera edad
Los cambios físicos propios de la tercera edad, si bien afectan la sexualidad, no son tan drásticos como tiende a pensarse. Durante el envejecimiento del cuerpo, se produce un enlentecimiento en una serie de reacciones cotidianas, no sólo en el ámbito sexual. La reacción fisiológica del organismo humano frente a los estímulos sexuales cambia, se hace más lenta, pero estos cambios se viven como un proceso paulatino, por lo que es necesario adaptarse a estos nuevos parámetros de la sexualidad, vivirlos en conjunto con la pareja si se tiene, a partir de una buena comunicación y comprensión mutua. En este sentido, Susana González señala que la comunicación es fundamental en la sexualidad: “si tú no sabes qué le pasa a tu pareja, qué siente tu pareja, qué es lo que le gusta, qué es lo que no le gusta, qué es lo que le molesta, qué es lo que le preocupa en torno a lo que es el ejercicio de la sexualidad… tú no tienes cómo adivinar. Entonces, como es un tema difícil de conversar, a veces ocurre un distanciamiento y, a veces se produce una muerte en la vida sexual de la pareja sólo por falta de comunicación”. Por lo mismo, se hace primordial “recrearnos como personas y como pareja” para vivir una sexualidad sana en nuestra adultez mayor.