Muchos
estudios muestran que una de las principales razones para el divorcio y los
conflictos de parejas son los problemas económicos. Uno de ellos indica
incluso que Chile registra la tasa de divorcios más alta de Sudamérica.
El
entender el tema monetario y encontrar una solución de terreno común en el
plano económico es muy importante y es la situación que define el “ser o
no ser” en pareja.
¿Qué pasa
con el dinero que genera este problema? Pareciera ser que la respuesta no es su
ausencia ya que la cantidad de peleas no baja en forma significativa con el
aumento de los ingresos. ¿Es la distribución del dinero o el mal manejo del
mismo? ¿O quizás la falta de educación financiera? ¿Es este problema algo
que se puede “reparar”?
El dinero
es energía, tal como la sexualidad también lo es. Y la energía del dinero es la
energía de la existencia, del intercambio, de la creatividad y de mi capacidad
de ponerme a mi mismo en el mundo y de intercambiar mi energía con los demás.
Las dificultades
en la pareja en torno al dinero por lo tanto, no son debido a un mal manejo en
la economía del hogar, las formas de administrar nuestra cuenta bancaria o
nuestra capacidad de ahorro o nuestros hábitos de gasto únicamente, sino que
responde mucho más profundamente a la visión, a la relación y a la vivencia que
cada uno tiene de nosotros mismos en el mundo. En otras palabras, nuestra
actitud y comportamiento en torno al dinero, refleja nuestra más profunda
experiencia respecto a nuestra energía en el mundo.
Es por
eso que existe también la “química monetaria o económica” en la pareja, es
decir, así como es importante tener una buena química sexual, mental, emocional
e incluso espiritual en la pareja (de lo contrario estamos más destinados al
fracaso que al éxito en la misma), es igual de importante que nos preocupemos
de revisar nuestra “química monetaria” entre nosotros, ya que el dinero – como
dice más de un dicho – mueve el mundo, así como también lo hace el amor.
Por esto
es tan importante que en la pareja se desarrolle la comunicación franca y
abierta en torno al dinero, así como lo hacemos con el resto de los temas, ya
que la economía es algo que conforma nuestra cotidianeidad y es aquello que al
final de cuentas trazará una línea divisoria en la pareja en cuanto a la
compatibilidad. No es suficiente tener una química mental (compartir el mismo
sentido del humor por ejemplo) si es que no tenemos una compatibilidad
económica, siendo un ejemplo de ello cuando en la pareja, uno de los miembros
pone excesivo énfasis en el ahorro mientras que la otra parte no se mide en los
gastos y no tiene la misma capacidad de ahorro, sólo por nombrar un caso.
Situaciones
como esta irán erosionando la relación y harán que la pareja de a poco entre en
diferencias cada vez más irreconciliables pudiendo incluso amenazar con una
separación.
Para
suerte de muchos este problema es remediable, como la mayoría de los temas en
torno a la pareja. Pero se requiere compromiso por parte de ambos y la
capacidad de hacer frente a la situación con honestidad y madurez.